No es pura repetición
o reproducción del conocimiento disciplinar sino que responde a una
construcción personal, una elaboración específica según las características de
cada alumno, los esquemas de conocimiento de que dispone, el contexto social y
cultural, la intervención de enseñanza, las experiencias educativas previas,
las vivencias personales, los hábitos adquiridos o las actitudes en relación al
aprendizaje.
a) Debe ser realista en relación al ámbito evaluado: las condiciones de la prueba y su
exigencia cognitiva deben corresponderse con las condiciones y exigencia
presentes en esa misma actividad cuando tiene lugar en la vida extra-escolar
(por ejemplo si pretendemos evaluar las competencias de un alumno para cuidar
de las plantas deberemos situarlo en un entorno real, un jardín, con las
herramientas reales y en las condiciones adversas que puedan producirse: fango,
maleza, insectos, etc., y exigirle el uso correcto y seguro de las
herramientas, el orden y pulcritud en las acciones, el uso adecuado de
productos de abono o antiparásitos, etc., al nivel de exigencia que lo haría un
jardinero). Cuanta más fidelidad guarden esas condiciones, más auténtica será
la actividad propuesta.
b) Ha de ser relevante para el alumno: las competencias evaluadas deben ser
útiles a corto o medio plazo para actividades extraescolares en las que esté o
pueda estar involucrado el alumno. Ello mejorará el sentido de la actividad
realizada, aumentará la motivación del alumno al implicarlo en algo que le
servirá, e incrementará la sostenibilidad de la competencia, a poder ponerla en
práctica de forma relativamente inmediata.
c) Debe promover la socialización del alumno: La actividad de
evaluación, además, debe utilizar el vocabulario vestuario, herramientas,
entorno, etc. propias del ámbito o contexto en el que esa actividad se
desarrolla para socializar al alumno y crear cierta identidad como ciudadano
(caso de la enseñanza obligatoria), profesional (en formación laboral), técnico
especializado (en el grado universitario) o investigador (en el postgrado
universitario). Por ejemplo, si la evaluación consiste en simular una
entrevista de trabajo, el evaluador podría ser una persona dedicada a la
selección de personal de un determinado tipo de empresa. Los alumnos deberían
elaborar un currículum vitae ajustado a la demanda de trabajo y realizar
una entrevista con el evaluador vistiendo de forma adecuada y empleando los
términos técnicos y la jerga especializada propia de ese ámbito laboral.
las competencias de los alumnos y su evaluación, Monereo (2009)
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