domingo, 22 de junio de 2014

El conocimiento construido

No es pura repetición o reproducción del conocimiento disciplinar sino que responde a una construcción personal, una elaboración específica según las características de cada alumno, los esquemas de conocimiento de que dispone, el contexto social y cultural, la intervención de enseñanza, las experiencias educativas previas, las vivencias personales, los hábitos adquiridos o las actitudes en relación al aprendizaje.


a) Debe ser realista en relación al ámbito evaluado: las condiciones de la prueba y su exigencia cognitiva deben corresponderse con las condiciones y exigencia presentes en esa misma actividad cuando tiene lugar en la vida extra-escolar (por ejemplo si pretendemos evaluar las competencias de un alumno para cuidar de las plantas deberemos situarlo en un entorno real, un jardín, con las herramientas reales y en las condiciones adversas que puedan producirse: fango, maleza, insectos, etc., y exigirle el uso correcto y seguro de las herramientas, el orden y pulcritud en las acciones, el uso adecuado de productos de abono o antiparásitos, etc., al nivel de exigencia que lo haría un jardinero). Cuanta más fidelidad guarden esas condiciones, más auténtica será la actividad propuesta.


b) Ha de ser relevante para el alumno: las competencias evaluadas deben ser útiles a corto o medio plazo para actividades extraescolares en las que esté o pueda estar involucrado el alumno. Ello mejorará el sentido de la actividad realizada, aumentará la motivación del alumno al implicarlo en algo que le servirá, e incrementará la sostenibilidad de la competencia, a poder ponerla en práctica de forma relativamente inmediata. 


c) Debe promover la socialización del alumno: La actividad de evaluación, además, debe utilizar el vocabulario vestuario, herramientas, entorno, etc. propias del ámbito o contexto en el que esa actividad se desarrolla para socializar al alumno y crear cierta identidad como ciudadano (caso de la enseñanza obligatoria), profesional (en formación laboral), técnico especializado (en el grado universitario) o investigador (en el postgrado universitario). Por ejemplo, si la evaluación consiste en simular una entrevista de trabajo, el evaluador podría ser una persona dedicada a la selección de personal de un determinado tipo de empresa. Los alumnos deberían elaborar un currículum vitae ajustado a la demanda de trabajo y realizar una entrevista con el evaluador vistiendo de forma adecuada y empleando los términos técnicos y la jerga especializada propia de ese ámbito laboral.


las competencias de los alumnos y su evaluación, Monereo (2009)


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